Vale que es amiga. Vale que tenemos muchas cosas en común. Vale que habla con frecuencia de lo que ocurre en nuestra ciudad. Pero es que la newsletter de Isabel Cebrián tiene muchas cosas por las que merece la pena suscribirse: es íntima, sencilla, sin pretensiones, didáctica, emocional —y emocionante— y siempre sorprendente. Cuando llega al buzón es inevitable dejarlo todo para leerla. Y, por si fuera poco, no se anda por las ramas.
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Por cierto, la ilustración es de Álvaro Ortiz.