Los socios de Ginger nos pidieron asesoría para conceptualizar una nueva coctelería: selecta, elegante, y además con un punto familiar y algo canalla. Nosotros la imaginamos como un lugar distinguido y con mucho movimiento, con mucho garbo. Nos imaginamos allí, disfrutando en nuestra salsa, como buenos... ¡gentlebars! Con ese juego de palabras bautizamos esta coctelería, y construimos una identidad sencilla y refinada en torno a él. Tan solo una tipografía tipo plantilla, y apenas algunos elementos visuales muy sencillos, bastaron para crear una identidad con carisma y con referencias al glamour del cine. Eso sí, solo para auténticos y auténticas gentlebars.